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Todo lo que tienes que saber sobre los préstamos

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Nuestro modo de vivir hace que en muchas ocasiones requiramos de más dinero del que tenemos ahorrado, o del que ganamos con nuestro trabajo o con nuestras inversiones. No es que tengamos en general una necesidad compulsiva de gastar dinero. Es que, para poder llevar una vida regular y estable, necesitamos productos y servicios que solamente pueden ser adquiridos y disfrutados gastando dinero. Por eso existen entidades como Cashperplus cuya finalidad es proveernos con ese dinero que necesitamos, pero del que no disponemos en el momento en el que surge dicha necesidad. Dicha actividad puede ser de dos clases: el crédito y el préstamo.

A continuación, te vamos a explicar en qué consiste cada uno (pero haciendo especial hincapié en el préstamo) y cuáles son los tipos de préstamo más frecuentes para que tú, dependiendo de tu perfil, tus ingresos y tus necesidades financieras, tengas una idea más clara de cuáles son los productos a los que deberás recurrir cuando te surja tal exigencia de dinero.

Préstamo cerdito

Diferencia entre crédito y préstamo

En primer lugar, vamos a definir con precisión qué es un préstamo y qué un crédito, pues a veces se confunden los términos. La gente dice muchas veces: -voy a pedir un crédito, cuando en realidad se refiere a un préstamo. Préstamo es un contrato entre dos partes en la que una, normalmente un banco, da una cantidad de dinero a la otra parte, que la mayoría de las veces es una persona física, a cambio del compromiso de esta última de devolver el dinero prestado más un precio, denominado interés, en un determinado plazo. Se habla de crédito cuando el banco, o alguna otra institución, pone a disposición de una persona un monto de dinero durante un tiempo, sin que esta persona tenga la obligación de gastarlo, y del que sólo tendrá que pagar si de hecho recurre a él para comprar un bien o un servicio. La tarjeta de crédito es el mejor ejemplo de un crédito, valga la redundancia.

Tipos de préstamo: la hipoteca

Una vez que tenemos claro qué es un préstamo, vamos a describir los tres tipos de préstamo más utilizados. Empezamos por el más común: el préstamo hipotecario. La gente pide hipotecas cuando quiere comprarse una casa, aunque este tipo de préstamo no se reduce a esa finalidad. Es la modalidad que más dinero mueve por una razón muy sencilla: la mayor parte de la gente en España, y en el mundo, adquiere su casa en propiedad, y en la mayoría de las ocasiones no dispone del dinero para poder comprar la vivienda al contado. Las hipotecas las suele conceder un banco pues son tales entidades las que tienen la envergadura y el músculo financiero para poder prestar cantidades que oscilan entre los 100 000 y los 400 000 euros. La garantía del préstamo es la propia vivienda que se adquiere, aunque no exclusivamente. Esto quiere decir que, si el hipotecado falla en su obligación de devolver el dinero adeudado en las condiciones pactadas, el banco se podrá apropiar de la vivienda y venderla para resarcirse del impago.

Hipoteca

Normalmente, este tipo de préstamos se realizan con plazos de vencimiento, o amortización, muy largos, de 15 a 40 años. El interés, el precio que se paga por la obtención del préstamo y que se computa como un porcentaje anual de la cantidad prestada (también llamada capital o principal) depende de si se contrata un préstamo a tipo fijo, en el que se paga el mismo porcentaje durante todo el periodo del préstamo, o variable, en el que el tipo de interés puede cambiar dependiendo de la situación del mercado. Habitualmente en los préstamos de tipo variable las dos partes aceptan un índice de referencia de ese estado del mercado, que no es otra cosa que la media aritmética del conjunto de los préstamos hipotecarios a tipo variable firmados en ese país. En el caso de España, el espacio de referencia es Europa y el índice de dichas operaciones hipotecarias es el famoso EURIBOR. Los préstamos a tipo fijo suelen tener una duración relativamente corta, no más de 15 años, y un interés también relativamente caro. La parte positiva es que desde el primer momento se sabe cuánto se va a pagar y no habrá bajadas (pero sobre todo no habrá aumentos) del precio dependiendo de ninguna contingencia externa a los propios términos del contrato. Por el contrario, los préstamos a tipo variable suelen tener unos plazos de amortización más largos, 20, 30 y 40 años y unos intereses de entrada más bajos, pero en contraste es un producto más inestable; pues, como mencionábamos, depende de las “inclemencias” del mercado hipotecario.

El préstamo personal

El resto de los préstamos que se suelen conceder toman como garantía los bienes presentes y futuros de una persona física. Por eso se llaman préstamos personales, aunque en la práctica se pueden pedir para gastos personales o para gastos institucionales o de empresa. Los préstamos personales se piden para muchas cosas, para hacer frente a la compra de un producto como un coche, una lavadora, la reforma de la casa, etc., o para pagar por un servicio: unas vacaciones, el master en el extranjero de un hijo, una ortodoncia…

Como decíamos la garantía son, habitualmente, los bienes de la persona que pide el dinero. Por eso el banco solicita información sobre las propiedades y sobre los ingresos de esa persona: la nómina, los papeles de la vivienda, las inversiones etc. Esto hace que el tiempo de gestión de estos préstamos sea largo y que esta modalidad sea más adecuada para gastos que se planifican con algo de tiempo.

Normalmente los bancos, o la entidad financiera en cuestión, concederán el préstamo si la cuota mensual no excede de entre el 30 % al 40 % de los ingresos (la nómina, la jubilación, la prestación del paro, o las rentas de capital del prestatario). Hay otras condiciones que se miran, como la edad del que pide el préstamo (si es muy mayor existe más riesgo de impago) y que no tenga otras deudas impagadas. En concreto los bancos acceden a una lista de morosos que se llama ASEF. Este tipo de préstamos no suele exceder los 60 000 euros (normalmente son de entre 5000 y 20 000 euros), los tipos de interés son algo más altos (más del 10 %) que los hipotecarios y los plazos de amortización son algo más cortos (no suelen llegar a los 10 años)

El préstamo rápido

En los últimos años, han emergido una modalidad nueva de préstamos que conceden un nuevo tipo de entidades que operan por Internet -como Cashperplus– y que se conocen como empresas de créditos rápidos o microcréditos. Estas últimas palabras son las que definen estos préstamos. Son operaciones que se conceden en muy poco tiempo (a veces 15 minutos, y nunca más de 48 horas) y para cantidades muy pequeñas, entre 500 y 5000 euros, con periodos de amortización proporcionalmente rápidos (un mes en el caso de préstamos de menos de 1000 euros). Es importante avisar que este tipo de productos por sus características deben ser usados de forma responsable. Debes evaluar si realmente necesitas el dinero y no hacer uso sistemático de estos préstamos, sino utilizarlo como un recurso para situaciones puntuales de emergencia. También hay que tener muy claro si se podrá devolver el dinero (más unos intereses que pueden llegar a la mitad del dinero pedido) en el corto espacio de un mes. Una vez que se han puesto en práctica dichas precauciones, todo lo que nos suelen pedir las entidades de microcrédito es: el DNI, un número de cuenta bancaria, la última nómina y un número de teléfono móvil. Este tipo de créditos es ideal para situaciones que nos “pillan” sin liquidez: una reparación de nuestro vehículo o de un electrodoméstico esencial (la caldera del agua, o de la calefacción en invierno), un accidente que nos obliga a una intervención rápida, como el cambio de unas lentillas o la rotura de un diente. La ventaja es la rapidez y la confidencialidad. No nos van a pedir explicaciones ni papeleos.

Estas entidades han cubierto un hueco, que había en el mercado, y que los grandes bancos, por sus inercias burocráticas y administrativas, tenían dificultades para ofrecer. Este es brevemente el panorama de los tipos de préstamos al que podrás acceder para hacer frente a cualquier necesidad de dinero. Por supuesto que, como cuando compras cualquier otro producto, te recomendamos que investigues las ofertas de las distintas entidades. Hay comparadores y simuladores en Internet que te ayudarán a decidir qué entidad y qué préstamo es el más indicado para ti y para tu situación. Como decía el presidente de detergentes Colón: busca, compara y, si encuentras algo mejor, cómpralo.

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