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Ideas para escapar del perfeccionismo y no dejar que nos paralice

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La mayoría de nosotros anotaría el perfeccionismo en la columna de defectos. Sin embargo, hoy en día se busca el compromiso laboral, el esfuerzo continuado y la responsabilidad que traspasa lo puramente profesional como indicadores de competencia. Se tiende a creer que se ha contratado un buen trabajador cuando pasa más horas que el resto dedicándose a su trabajo, pensando en cómo mejorarlo y superándose a sí mismo.

La misma definición de perfeccionismo ya nos dice que las personas que buscan incansablemente la perfección tienden a no considerar nunca acabada la tarea, en un eterno ciclo de mejora. Si no es perfecto es que no está terminado.

Entonces, ¿cuáles son las dos caras de esta moneda?

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La búsqueda inagotable en pos de la perfección hace que las personas se exijan mucho a sí mismas y se relaciona también con la falta de seguridad y confianza, así como con niveles altos de ansiedad.

La idea que subyace en el perfeccionismo patológico es el de la atribución interna: todo lo que me acurre, sea bueno o malo, se debe a mi papel, a mi esfuerzo, a mi personalidad, y no estoy a la altura. Por lo tanto, no es raro que estas personas tiendan a no presentarse a exámenes que llevan mucho tiempo preparando o se depriman profundamente cuando las cosas no salen como habían pensado. Sobre todo, existe en ellos un gran sufrimiento físico y mental.

El perfeccionismo patológico acaba traduciéndose en una serie de conductas muy rígidas de exigencia personal, dolores físicos, ansiedad y malestar. Si no se trata, puede acabar derivando en un trastorno obsesivo-compulsivo.

Si te sientes identificado, por favor, acude a un profesional. Ellos pueden orientarte y ofrecerte nuevos puntos de vista para ayudarte a manejarlo. No es justo que sufras en soledad.

Si sientes que el perfeccionismo está ganando terreno en tu día a día y quieres aprender a controlarlo, sigue leyendo.

Ejercita tu aceptación

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Céntrate en las personas que quieres. ¿Consideras que son perfectas? Normalmente conocemos perfectamente los defectos de las personas con las que más relación tenemos. Aunque eso puede dificultar a veces la convivencia y dar para un par de charlas con amigos pero, ¿influye eso en nuestro amor por ellos? Si no necesitamos que las personas que amamos sean perfectas, ¿por qué tendemos a creer que solo nos querrán si nosotros lo somos?

Sé un observador

Cuando el “debería” o el “tengo que” empiecen a funcionar en tu cabeza, tómate un minuto para escuchar esas voces con cierta distancia. Y hemos hablado en post anteriores sobre lo malos que son estos imperativos que nos echamos a las espaldas. Reflexiona para separar lo urgente de lo importante.

Pon límites

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Limitar el tiempo que le dedicas a tus metas puede ayudarte a no caer en la trampa del perfeccionismo. Asigna un tiempo a cada tarea y, después de cubrirlo, dedícate a otra cosa aunque consideres que podrías hacerlo mejor. Recuerda que no todas las tareas tienen la misma importancia: no es lo mismo rellenar una solicitud (cosa que tendrás que hacer con paciencia y atención), que limpiar la cocina.

Os deseamos una feliz semana tan buena como imperfecta.

Elena Sánchez-Porro Frías e Irene Albert Cebriá

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