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¿Cómo vivir mejor juntos?

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Claves para mejorar la convivencia en pareja

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Cualquier pareja, incluso las que llevan poco tiempo, sabe lo complicada que es a veces la convivencia. Durante el día a día tenemos que lidiar con los malentendidos, el estrés y los malos gestos. Esto entra dentro de la normalidad de las parejas, por muy buena y sólida que sea su relación.

La rutina y las complicaciones van haciendo mella en las personas, especialmente cuando al trabajo se le suman los hijos, los padres, la familia política. Es fácil que en este ambiente se den reproches y discusiones amargas. Después de todo, si llegas a casa agotado, la cena se quema y todavía te queda sacar la lavadora, a lo mejor no tienes ganas de repartir mimos y atenciones o te cuesta bastante disimular el fastidio de tener que bajar la basura de nuevo.

A esto se le suma nuestra manera actual de desconectar. Nos es más fácil encender la televisión, la tableta o el móvil y dejar la mente en blanco que sentarnos a tener una conversación. A la larga, la relación se resiente porque cuenta con poco espacio de disfrute. Los días pasan muy deprisa y, concentrados en la rutina, dos personas pueden distanciarse hasta el punto de no reconocer al otro.

En este post queremos explorar cuáles son los enemigos de la buena convivencia en pareja, cómo esquivar las malas prácticas y devolverle su sitio a la pasión, la improvisación y el tiempo de calidad.

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FUNCIONAR COMO UN EQUIPO

Es cierto que las familias tienen que afrontar una carga de trabajo mucho mayor que la de una pareja. Uno ya no cuida solo de sí mismo y del otro, sino de los hijos con necesidades muy concretas de presencia, atención, vigilancia, cuidado, etc. Una casa es también una fuente inmensa de trabajo del que no se acaba nunca: preparar las comidas, limpieza, lavadoras, hacer la compra.

Con tal cantidad de trabajo no es raro llegar al final del día harto y, seguramente, frustrado por sentir que el otro no hace tanto como nosotros o que no presta atención a lo que hacemos. Acabamos explotando y teniendo una discusión en el peor momento.

¿Cómo podemos neutralizar los efectos de esta carga de trabajo? Lo mejor es dedicar un tiempo a dialogar con nuestra pareja sobre los quehaceres, antes del enfado. En un momento de serenidad planificad lo que debéis hacer y repartíos lo mejor que podáis las tareas. Así tendréis la idea de que estáis siendo un equipo. Recordad: en los equipos las personas se reparten el trabajo. Se delega. Cada uno sabe su parte y cumple con ella.

ALEJA LA CRÍTICA

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Si tienes algo que decir, sé conciso y espera a un momento de calma. No caigas en el reproche porque tiene el poder de quemar cualquier buena relación. Especialmente, ten cuidado con aquellas críticas que llevan implícito el “sé que no vas a cambiar”.

Es difícil sentir amor cuando nos están atacando. Por eso, si quieres comunicar algo que no te guste, no juzgues a la persona, habla de ti mismo y de lo que querrías.

AGRADECE LO BUENO

Una de las primeras cosas que queda oculta bajo la montaña del día a día es el reconocimiento. En los primeros momentos de la relación no hacemos otra cosa que pensar en cosas sobre nuestra pareja, en todo lo que nos gusta del él o ella. Nos percatamos de los gestos (grandes y pequeños) que tienen con nosotros y les hacemos saber que los vemos. Esta es una fuente poderosísima de sentimientos positivos. Volvamos a hacer lo que solíamos hacer.

LA ESPONTANEIDAD NECESITA PLANIFICACIÓN

Las parejas cuentan cada vez con menos tiempo para ellas. En una ciudad grande, ya nos cuesta regresar a casa para comer, así que nos quedan las noches y los fines de semana. Si se los dedicásemos por entero a la persona que tenemos al lado, genial, tendríamos un gran balón de oxígeno ahí, pero resulta que las personas tenemos también familia, amigos, situaciones complicadas, aficiones… A veces queremos incluso tiempo para nosotros mismos. Con este panorama no resulta nada fácil ser espontáneo. Por eso, es una “petición trampa”. ¿No es una contradicción pedirle a alguien que sea espontáneo? Lo mejor para facilitarnos salir de la rutina y disfrutar de cosas nuevas como pareja es planificar momentos. Pueden ser un secreto para el otro hasta el momento en que se desvelen o podéis elegir juntos algo que os apetezca hacer y darle forma.

CUÍDATE

No te olvides de ti mismo. Para hacer feliz a otra persona primero has de sentirte bien contigo mismo. Si sientes que necesitas un tiempo para cuidarte, no dudes en tomártelo y mejor si se lo comunicas a la otra persona. A veces basta una noche tranquila, una visita al barbero o una salida de compras para darnos un capricho.

Estaremos mejor con nosotros mismos y eso se verá en la pareja.

Os deseamos una feliz semana.

Elena Sánchez-Porro Frías e Irene Albert Cebriá

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