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Cinco razones por las que nos preocupamos y cinco maneras de preocuparnos menos – Parte 1

Cinco razones por las que nos preocupamos y cinco maneras de preocuparnos menos – Parte 1

Cinco razones por las que nos preocupamos y cinco maneras de preocuparnos menos – Parte 1

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A medida que envejecemos y miramos atrás en nuestras vidas, muchos de nosotros pensamos: “Ojalá me hubiera preocupado menos”. Llegamos a reconocer que la preocupación no vale lo que puede costar: tensión, mal sueño, irritabilidad, fatiga, problemas de concentración y desdicha en general. Después de todo, la mayor parte de lo que nos preocupa nunca sucede.

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Si preocuparse tiene tantos inconvenientes, entonces ¿por qué lo hacemos?.

Cuando algún resultado futuro es incierto, queremos asegurarnos de que todo salga bien. La mayoría de las veces, incluso después de haber hecho todo lo posible para evitar un mal resultado, no podemos eliminar la posibilidad de que algo pueda salir mal. Tal vez te falte que, en el trabajo algo falle, tener una enfermedad, que alguien en tu familia fallezca…. Pero finalmente, sea la situación que sea, nunca llegamos a tener el control final acerca de si esas cosas sucederán o no.

Cuando nos cuesta vivir con esta incertidumbre, volvemos a darle mil y una vuelta más en nuestra cabeza, pensando en cada “y si…” y pensando las mil maneras acerca de cómo podríamos manejar esa situación para poder llegar a tenerla controlada. Pero date cuenta, preocuparse por eventos futuros inciertos, se refuerza cada vez que seguimos pensando en ellos.

¿Cómo puede un estado mental atado a tanta ansiedad ser gratificante? Cada vez que nos preocupamos y no pasa nada malo, nuestra mente conecta la preocupación con la prevención de riesgos: PREOCUPARSE = NADA MALO VA A SUCEDER

Además de la naturaleza auto-perpetuadora de la preocupación, hay 5 creencias comunes sobre la preocupación que nos obligan a seguir haciéndolo:

  1. Si me preocupo, nunca tendré una mala sorpresa.

A nadie le gusta que le sorprendan las malas noticias, por lo que podría preocuparse por la decepción anticipada. Por desgracia, no podemos prever todo lo que nos va a pasar, por lo que es imposible evitar los problemas. Mientras tanto, ¿cuánto estamos sufriendo temiendo el futuro?.

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  1. Es más seguro si me preocupo.

Nuestras creencias acerca de la preocupación pueden tener un elemento supersticioso porque creemos que el acto de preocuparse de alguna manera disminuye la probabilidad de un resultado temido. Podríamos pensar que, si dejamos de preocuparnos, estaríamos invitando a los problemas a aparecer en nuestra vida. Pero si nos preocupamos constantemente, nunca llegamos a probar esta creencia para ver si es verdad.

  1. Me muestro preocupado por preocuparme.

Podemos decirnos que preocuparnos dice algo bueno acerca de nosotros: “Sólo me preocupo porque me importa”. Esto puede ser cierto, pero con demasiada frecuencia damos la vuelta a la tortilla y pensamos: “Si no me preocupo, significaría que no me importa”. Necesitamos distinguir entre cuidar una situación (incluyendo hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que salga bien) y preocuparse innecesaria e inútilmente al respecto. En caso de duda, podemos preguntar a los miembros de la familia si prefieren que nos preocupemos o que demostremos preocupación de otras maneras.

  1. Preocuparme me motiva.

No es raro creer que, si dejamos de preocuparnos, nos volveremos complacientes o improductivos. Piensa en un momento reciente en el que te has preocupado: ¿Puedes imaginarte motivado para cuidar de esa situación que te preocupa, incluso si no te preocupas tanto? Necesitamos diferenciar entre la preocupación improductiva y la preocupación productiva y la resolución de problemas.

  1. Preocuparme me ayuda a resolver problemas.

preocupacionPodríamos decir que, preocuparnos es cómo encontramos las soluciones a nuestros problemas. Sin embargo, la preocupación extrema es más probable que interfiera con la resolución de problemas. Una vez más, necesitamos ser conscientes de la diferencia entre la resolución productiva de problemas y la preocupación “en bucle” que nos bloquea y no nos permite mirar más allá. Considere estos dos modos en su propia experiencia: ¿Cómo se siente al tener cuidado de un problema frente a preocuparse por todo sin ser capaz de mirar con perspectiva?

En este punto, usted podría estar pensando, “Esto que cuentan estas chicas está bien, pero ¿cómo se supone que debo preocuparme menos?” Seamos honestos: Es muy difícil dejar de preocuparse; lo que ayuda es tener múltiples herramientas para ayudarnos al salir del bucle de esos pensamientos y situaciones que nos preocupan. Sigue atento a nuestro próximo post en el desvelaremos estas 5 formas que te ayudarán a pensar y preocuparte menos.

PSICOLOGIA CLAVE: Elena Sánchez-Porro Frías e Irene Albert Cebriá

 

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