Sara Carbonero reflexiona sobre cómo su enfermedad transformó su vida, sus prioridades y su visión.
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Sara Carbonero se sincera sobre cómo su enfermedad transformó su vida, sus miedos y prioridades.
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Sara Carbonero tenía 35 años cuando un diagnóstico de cáncer de ovario frenó su vida en seco. En plena madurez profesional y personal, la noticia la enfrentó a una realidad que jamás había imaginado. «El día del diagnóstico es el primer día de mi vida en el que me enfrenté a la muerte», ha revelado con sinceridad.

Durante una entrevista reciente, Sara confesó que aquel momento marcó el inicio de un proceso de duelo interno que la obligó a redefinirse. “He tenido que pasar por un duelo. Tal cual. Así me lo dijo mi terapeuta”, explicó, reconociendo el impacto emocional de la enfermedad.
El dolor de una madre
Aunque la enfermedad afectó a su salud y estilo de vida, fue la maternidad lo que más la golpeó emocionalmente. “Nadie se quiere morir, pero lo que me mata de dolor, lo que me hiere, es pensar en los niños y en lo que me necesitan, en lo que necesitan a su madre”, ha declarado con el corazón en la mano.
Sara reconoce que haber sido madre cambió radicalmente la forma en que vivió la enfermedad. “Si yo no hubiera tenido hijos, habría llevado de otra forma la enfermedad”, añadió con contundencia.
Cambios profundos y decisiones conscientes
Después de superar lo más duro del tratamiento, la periodista asegura que ya no toma riesgos innecesarios. “No subo en helicóptero, por ejemplo. Y antes yo me metía en mil aventuras”, cuenta. Ahora prefiere protegerse y vivir con mayor consciencia. Eso no significa que haya perdido la pasión por vivir intensamente: “He hecho mil locuras a raíz de la enfermedad, precisamente”.
Sara también admite que ha aprendido a convivir con la incertidumbre, sin negarla ni reprimirla: “Me ha costado tiempo aceptar que esto es una carrera de fondo… incluso he aprendido a abrazarla”, compartió durante un acto solidario.

La nueva mirada espiritual de Sara Carbonero
La enfermedad no solo cambió sus rutinas, también la conectó con otra forma de entender la vida. “Si Dios existe, ¿por qué me manda algo tan cruel y tan duro?, pensaba. Perdí un poco la fe, que ahora he vuelto a recuperar. Pero ahora creo mucho en la energía, en lo espiritual”, confesó. Hoy, Sara vive con una perspectiva mucho más conectada con lo emocional y lo esencial.
Un futuro sin prisas y con propósito
Lejos de las cámaras y los focos, Sara ha dejado claro que no desea volver a la televisión. Su objetivo ahora es otro: “Publicar algo que ayude a la gente”, afirma. Quiere centrarse en la escritura, una vocación que considera su verdadera esencia como periodista. “Para mucha gente, mi carrera empezó en el famoso Mundial de Sudáfrica 2010, pero para entonces yo ya llevaba años en el oficio. Y una no deja de ser periodista porque no ejerza”.
Hoy, Sara Carbonero prioriza el tiempo con sus hijos, la calma y el cuidado personal. Un viaje de reconstrucción, de dolor y de renacimiento, del que sigue aprendiendo cada día.
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