Celebración inolvidable, pueblo transformado, música, disfraces y cariño sincero: así ha festejado Casillas su cumpleaños con los suyos.
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Iker Casillas, exguardameta de la selección española, ha vuelto a demostrar que el corazón manda más que el lujo. Lejos de organizar una celebración privada o exclusiva, Casillas ha preferido una vez más reunir a sus vecinos y amigos de toda la vida para festejar su cumpleaños en Navalacruz, su localidad natal en Ávila. La cita ya es un clásico del mes de mayo: un evento de fin de semana completo que no deja a nadie fuera.
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Del fútbol a los disfraces del Oeste
En esta edición, el tema elegido ha sido el salvaje Oeste. El pequeño pueblo se llenó de vaqueros, forajidos y escenografía digna de película, todo organizado por el propio Iker con ayuda del ayuntamiento. Además de los trajes, no faltaron actividades infantiles, castillos hinchables y la esperada actuación de la orquesta K-maleon, encargada de animar la plaza principal con su música.

Un vínculo que crece con los años
Lo que empezó como una reunión sencilla con sus amigos de infancia ha evolucionado hasta convertirse en una auténtica fiesta local. Tanto es así que muchos la comparan ya con las fiestas patronales de septiembre. A la celebración que hace Casillas, se suma no solo el pueblo de Navalacruz, sino también vecinos de localidades cercanas y personas que, como Iker, regresan a sus raíces cada vez que pueden.
Un hogar lejos del ruido
Tras años en Portugal y momentos en los que su presencia en Navalacruz fue menos constante, Iker ha recuperado el tiempo perdido. En los últimos veranos, ha pasado más tiempo que nunca en su tierra, volviendo a conectar con su gente. Quienes le conocen aseguran que este año se ha mostrado especialmente cercano, disponible para todos y feliz de compartir su tiempo con los jóvenes del pueblo.
Fama con los pies en la tierra
Casillas puede haber levantado la Copa del Mundo, pero no ha dejado de valorar lo esencial: los abrazos de siempre, las calles donde creció, las risas con los amigos que le han acompañado desde la infancia. Para él, su fiesta no es solo un cumpleaños; es una forma de agradecer y compartir, de seguir siendo parte activa de la vida de Navalacruz.
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