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Estancado

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Qué hacer cuando uno se siente estancado emocionalmente y apático

 

Hay momentos de la vida tensos y excitantes. La euforia del enamoramiento, la excitación de un desafío, el miedo por una experiencia nueva o la tristeza y el desagarro de perder a un ser querido. Como en una montaña rusa, a veces estos sentimientos se suceden. En una vida normal y corriente podemos experimentar un abanico de emociones poderosas, no necesariamente desequilibradoras, que pintan de color los días.

Pero sucede también que, en ocasiones, entramos en una “llanura emocional” donde el paisaje es siempre el mismo y nada llama nuestra atención. De alguna forma nos sentimos vacíos y tenemos una sensación de pérdida, como si pensásemos que ya no podremos sentir nada profundamente.

La impresión de estar bloqueado o estancado puede ser una parte normal de la vida. Cuando atravesamos un período de calma después de emociones muy intensas, por ejemplo, es normal sentir apatía: nada nos gusta ni nos disgusta, estamos como desconectados de la emoción. Pude ser que nos hayamos marcado un objetivo que no hemos sido capaces de cumplir y nos estemos frustrando, deprimiéndonos. Quizá sintamos que todo el mundo avanza menos nosotros, o estemos pasando por un momento de estrés importante.

También puede ser lógico experimentar estancamiento antes de decidirnos a dar un cambio en nuestra vida. Por ejemplo, antes de cambiar de trabajo o salir de una relación que no va bien. Puede darse también antes de tomar alguna decisión vital, como dejar de fumar, comprometerse con hacer ejercicio, etc.

Por eso, aunque no es agradable sentirse anestesiado por el estancamiento, siempre podemos pensar que atravesar este momento puede darnos la energía suficiente para cambiar.

Ahora vamos a repasar qué podemos hacer cuando nos sentimos en esta situación.

RECONVIERTE LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS

Reflexiona, ¿está tu bloqueo relacionado con pensamientos negativos? ¿Te repites a menudo la palabra “debería”? ¿Sientes que no estás cumpliendo o dando la talla? ¿Te estás fustigando por no poder avanzar? Si es así, es el momento de mirar de otra forma lo que nos sucede y empezar a mantener un discurso más positivo con nosotros mismos. Como primer paso, podemos transformar todos esos debería en “quiero”, “deseo”, “me gustaría”. Repensemos qué es aquello que nos motiva, porque a veces dirigimos nuestros esfuerzos en direcciones que no nos hacen felices realmente. Otras queremos cumplir con mandatos que nos da la sociedad, como casarse o tener hijos. Si esto no se da podemos sentirnos perdidos, confundidos o fracasados.

Esos supuestos imperativos no están escritos en piedra. Liberémonos cuando antes de la culpa para poder avanzar hacia metas que nos satisfagan y nos hagan sentirnos completos.

CORTO Y CAMBIO

Aceptando lo que nos sucede podemos ponernos manos a la obra. Y todo gran cambio empieza por ponerse pequeñas metas. Cuando estamos apáticos no tenemos, por definición, ganas de hacer cosas. Puede que no queramos enfrentarnos a nada nuevo, o que pensemos que no lo vamos a disfrutar. Para que una nueva actividad nos enganche, primero tenemos que hacerla una costumbre. Entonces nos descubriremos con ganas de salir a correr, o de volver a esa clase nueva.

En definitiva, de un gran bache nos pueden sacar los pequeños gestos, como apuntarnos al gimnasio, buscar una nueva afición, retomar algún antiguo objetivo. Siempre que no nos apresuremos todo puede ir mejor.

En el caso de este sentimiento de bloqueo sea muy abrumador o se haya mantenido mucho en el tiempo, podemos consultar con un profesional que se tome el tiempo de escucharnos para conocer en profundidad la situación.

Resumiendo, el estancamiento o la sensación de bloqueo es algo complicado de experimentar pero normal en muchos momentos de la vida. Podemos tomarlo como una oportunidad para acumular energía que nos lleve a un lugar diferente, para conocernos mejor o abandonar situaciones que nos hacen mal. Si sentimos demasiada presión y creemos que algo no está funcionando bien podemos reunirnos con un psicólogo que escuche nuestro problema. Para los bloqueos más habituales puede bastar con estudiar qué nos ha llevado hasta ese punto y cuál sería un pequeño paso de un camino para sentirnos plenos de nuevo.

Os deseamos a todos una feliz semana.

Elena Sánchez-Porro Frías e Irene Albert Cebriá

 

 

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