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Entre la mentira y la sinceridad

Entre la mentira y la sinceridad

“Mira bien de quien te fías, que en el mundo hay mucha falsía”; “Con las verdades se llega a todas partes”. Refranes con los que hemos nacido y nos han acompañado en nuestro desarrollo a modo de filosofía de vida: SER TOTALMENTE SINCEROS Y NO MENTIR.

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Pero, ¿tan malo es mentir? y ¿tan bueno es decir la verdad? ¿Somos unos hipócritas por no querer decir todo lo que pensamos? Hoy con este post queremos invitaros a la reflexión.

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¿Realmente es factible que alguien no mienta en la vida? La respuesta es un NO rotundo; todos hemos mentido y lo seguiremos haciendo a lo largo de nuestra vida. Mentir nos ayuda en las relaciones sociales, porque tiene una función psico-social: es una conducta adaptativa. Fundamentalmente, mentimos por tres motivos: para adaptarnos a ambientes desfavorables, para evitar castigos y para conseguir premios.

mentiras-7La palabra persona significa máscara, y nosotros como personas, no podemos llevar la misma máscara todo el tiempo. Con nuestro jefe, con nuestros padres, hermanos, etc. con cada uno de ellos interactuamos de forma diferente, pues no podemos decir lo que estamos pensando todo el tiempo, ni podemos hablar de nuestra intimidad de una manera indiscriminada, ya sean relaciones públicas o privadas, en ambos casos la mentira nos ayuda a adaptarnos a los diferentes entornos.

Además, demasiada honestidad puede llegar a ser agresiva: ¿Cuántas veces hemos oído que los niños pueden llegar a ser crueles? Dicen las cosas tal y como las sienten, piensan y ven. Entre los 3 y 5 años empiezan a mentir, pero no es hasta los 10-12 cuando empiezan a descubrir el cómo y cuándo hacerlo.

mentiras-2En esta línea, decir la verdad en todo momento y ser sinceros, puede llegar a ser contraproducente, ya que en ocasiones puede ser un arma de agresión. Podríamos decir que la sinceridad va a ser buena solo cuando va a haber consecuencias positivas sobre: 1. quien emite un mensaje y 2. sobre aquellos quienes reciben ese mensaje. Por tanto a la hora de decir la verdad y ser sinceros va a influir mucho el cómo y cuándo se dice, para controlar los efectos negativos que pueda tener sobre la otra persona, así como los sentimientos y emociones que podamos generar en el otro.

Querer vivir con una filosofía de sinceridad total y tener en todo momento la conciencia tranquila, no siempre es positivo, pues con este pensamiento estamos pensando solo en nosotros, en nuestro bienestar físico y psicológico, pero como mencionábamos antes, no pensamos en quien está recibiendo la noticia y los efectos negativos que puede haber sobre esa persona. La sensación de tener la conciencia tranquila realmente es la creencia de que hemos actuado bien y por tanto físicamente nos encontramos mejor, ¿pero qué nos indica que la otra persona está igual de tranquila que nosotros? ¿Realmente nos estamos adaptando al entorno, a los demás? NO. En estos casos podríamos decir que estamos mintiendo de forma imprudente al no tener en consideración al otro, muchas veces por miedo a que nos cataloguen de hipócritas y falsos.

mentiras-1Pero pensemos, si todos fuéramos sinceros al 100% acabaríamos a golpes o a abrazos, por tanto en muchas situaciones se mantiene una convivencia y un equilibrio gracias a “cierta hipocresía”, o mejor dicho: gracias a tener tacto. Buscar el equilibrio entre lo que es positivo para nosotros y también para el otro sería lo idóneo. En estos casos mentiríamos de una forma prudente, evitando meter el dedo en la llaga, así como otros males mayores.

Si todos expresáramos en voz bien alta y clara esa parte inconfesable que todos tenemos y guardamos bajo custodia y vigilancia, nos daríamos cuenta de que también mentimos, teniendo que rendir cuenta con jefes, compañeros, pareja, familiares, amigos. Asímismo seríamos conscientes de cómo ser sinceros requiere de cierta astucia y arte, porque decir la verdad es un arte alejado de la brutalidad, la grosería y la falta de consideración de la otra persona. El mensaje en sí puede ser “bestia”, pero lo podemos amortiguar según sea la forma de expresión.

Para finalizar deciros que un desarrollo ético y moral orientado a la verdad es bueno y siempre positivo, pero tampoco podemos relacionar la mentira con un acto de falsedad e hipocresía, pues nos ayuda a amoldarnos a todos los entornos.

PSICOLOGÍA CLAVE: Elena Sánchez-Porro e Irene Albert.

 

 

 

 

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