Toda la vida han existido parejas donde la diferencia de edad era llamativa, pero en la actualidad van quedando a un lado esos paradigmas amorosos que se rigen por la clásica idea de que los miembros de una pareja han de tener edades similares, pues en la calle es bastante normal ver diferencias abismales de edad.
Ejemplos de ello son: el reciente matrimonio entre George Clooney y Amal Alamuddin con 17 años de diferencia. También el matrimonio formado por Carla Bruni (46 años) y el expresidente francés Nicolas Sarkozy (59 años) o el de Michael Douglas con Catherine Zeta-Jones con una diferencia de 25 años.
La primera reacción al ver este tipo de parejas es: “¡Están por interés! ¡Ella le quiere por dinero!” Este primer tipo de pareja es el que parece darse por los intereses económicos de ellas y los deseos de rejuvenecer de él. Pero, ¿realmente esto son parejas en las que se cuidan y comparten? o ¿son meros contratos mercantiles?
Otro tipo de pareja es en la que él busca que ella “haga un poco de madre”: le atiende, le cuida, y ella busca que él “haga un poco de padre”, la proteja, la abrace cuando tenga miedo… Visto así, donde prevalece el cuidado, este tipo de parejas es totalmente saludable y deseable por cualquier otra, siempre que estos patrones de hacer de madre y padre no sean muy rígidos, pues sucede que cuando la persona ya no tiene esa necesidad puede perder el interés en el otro.
Un tercer tipo de pareja y por suerte la gran mayoría de ellas, son las formadas por personas que comparten intereses, valores, estilos de hacer, parejas que independientemente de la diferencia de edad, su alto grado de compatibilidad, les lleva a intentar una relación juntos.
Pero las preguntas que probablemente todos os estaréis haciendo son: “¿Cómo sobrelleva una persona de 60 su envejecimiento, sus limitaciones físicas al lado de una persona de 35? ¿Cómo puede compartir la persona más joven su gran energía? ¿Cómo crear un futuro cuando uno ha vivido ya muchas más cosas?”
Problemas como los celos, la no aceptación de la familia, la incompatibilidad de amistades o las diferencias en las posibilidades sexuales, son los que pueden hacer tambalear la relación. Recomendamos tener presente el significado de pareja: cuidarse, compartir (no solo en lo material), en lo emocional, en lo que alegra y entristece; y esto es en todas las parejas independientemente de la edad. Al fin y al cabo como en todas las relaciones (y quizás en este tipo de parejas más aún) se necesitan grandes dosis de ADAPTACIÓN.
¿De qué forma podéis contrarrestar estas posibles dificultades y compatibilizar vuestras necesidades? Ocultar y tapar los problemas lo único que provocará es desbordamiento en la pareja. Es importante que “marquéis las rayas del campo de juego” para tener claro como se quiere vivir la relación. El truco es tener las cosas claras y evitar posibles conflictos.
Mostrar interés por las cuestiones del otro, aunque nada tengan que ver con las tuyas propias es esencial. No es necesario que hagas tuyos los gustos e intereses de tu pareja, pues puede que sean propias de su etapa y solo en esa etapa se disfruten con entusiasmo. Simplemente pregunta, interésate y acéptalo.
Hablábamos de la necesidad de la adaptación, pero también se necesitan grandes dosis de GENEROSIDAD. En este tipo de parejas, más que en otras es necesario “dar permiso” para que la otra persona haga cosas que le son complicadas compartir con su pareja.
En lo relativo a la sexualidad, esta no se pierde con la edad, solamente cambia. Alternar los gustos y preferencias de cada uno, adaptándose a sus posibilidades, facilitará tener una sexualidad satisfactoria y plena. Conocer y aceptar las diferencias es empezar a dominarlas, es el momento de ser creativos para divertiros.
Para minimizar en lo posible los fantasmas de los celos que pueda sentir el miembro de mayor edad de la pareja por la posible aparición de rivales más jóvenes, es conveniente que el miembro más joven le ofrezca una gran seguridad afectiva, expresándole abiertamente los motivos porque le quiere y está con él/ ella.
Psicología CLAVE: Elena Sánchez-Porro (CL-03770) e Irene Albert (CL-03674).
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